El carácter extrovertido ribero queda reflejado perfectamente en nuestro folklore y en el temple, encanto, vivacidad y fuerza de nuestras fiestas.
Del 24 al 30 de julio, se celebran las Fiestas Patronales de Tudela, en honor a Santa Ana (26 de julio), declaradas de interés turístico.
El 24 de julio, el cohete tiñe Tudela de color rojo y blanco durante 7 largos días, y tras las palabras mágicas de ‘¡Tudelanos! ¡Viva Santa Ana!, ¡Viva Tudela!’, la multitud, que en olor de fiesta revienta la Plaza de los Fueros, comienza a saltar.
Un denso y popular programa festivo permite poner en ‘trance’ a los ciudadanos y visitantes llenando la calle de la música de las charangas de las peñas, protagonistas en gran manera de las fiestas por su presencia y organización de actos específicos.
La feria Taurina, la Gigantada con la Procesión de Santa Ana y la Revoltosa marcan hitos en el transcurrir de la fiesta.
La Revoltosa
La Revoltosa es un baile que tiene su origen en 1928; se baila en torno al kiosko y sus tres ritmos ponen a prueba el temple y vigor de los participantes en contraposición con la resistencia de los componentes de la Banda Municipal, hasta el punto de que la Plaza de los Fueros parece enloquecer.
Las Procesiones
Tudela celebra tres procesiones durante las fiestas de Santa Ana:
1.- La primera tiene lugar el 25 de julio, en honor al Apóstol Santiago. El recorrido se realiza por el Casco Antiguo de la ciudad.
Antiguamente se sacaba una imagen que no era la estatua de Santiago, sino la de San Juan que Juan II, rey de Navarra, regaló a la cofradía de Santiago. Esta cofradía procede del antiguo hospital medieval de Santiago Apóstol, sito en el Casco Viejo, en la calle que lleva el nombre del santo, próximo a las murallas y al Camino Real por el que accedían a Tudela los transeúntes.
En el siglo XVIII se decidió transformar la imagen. Se le colocó un segundo brazo derecho estirado empuñando una espada, un sombrero de ala y una túnica de pergamino con conchas.
Uno de los elementos a destacar es el Pendón de Santiago, el cual es muy alto y a veces también se saca en la procesión de Santa Ana. Otro de los elementos más destacados es la terna que data del siglo XVII ó XVIII.
Desde comienzos del siglo XX, la procesión partía del Convento de las Clarisas situado en la actual plaza de Sancho El Fuerte. Cuando trasladaron el convento a otra zona alejada, la procesión se trasladó a la Catedral.
Desde el año 2002 y hasta que las obras de rehabilitación de la catedral terminen, la procesión saldrá y finalizará en la Iglesia de San Jorge.
2.- La segunda, el día 26 de julio, se celebra en honor de Santa Ana La Vieja. La salida se realiza desde la iglesia de la Magdalena y recorre las calles del Casco Antiguo de la ciudad.
3.- La tercera es la más significativa y se realiza en honor de la Patrona de Tudela.
Santa Ana fue nombrada Patrona de la ciudad en 1.530. En esa fecha los pueblos de la merindad eran asolados por la peste. Varias calles fueron cerradas, fumigaron las casas y las personas acomodadas huyeron de Tudela. La gente, en desesperado recurso, acudió a Santa Ana. Hicieron una misa llamada de ‘Salud’ y posteriormente hicieron voto a la santa de celebrar perpetuamente su fiesta y llevarla en procesión si libraba a su ciudad del azote de la enfermedad.
Según carta que el Ayuntamiento dirigió al virrey en 1.531, Santa Ana fue nombrada patrona de Tudela en sustitución de San Pedro Ad-Vincula, en agradecimiento por librar a la capital de la Ribera de la peste.
En 1.727 el Ayuntamiento decide que en la procesión no salgan más imágenes que la de Santa Ana, pero deberá ser la que se venera y pone en la fiesta principal. Así, se coloca en la peana y es conducida en hombros por cuatro sacerdotes. Desde 1.817 hasta 1.863 los franciscanos fueron los porteadores de la imagen, hasta que se acordó que fueran seglares con túnicas quienes la llevaran. Dicha costumbre sigue vigente en la actualidad.
El Toro de Fuego
El toro de fuego comenzó a instaurarse en Tudela dentro del programa festivo desde el año 1.972. Antes de dicha fecha recorría la Plaza Nueva, la Carrera y el Muro, el último día de las fiestas, pero a partir de entonces sus salidas se realizan todos los días.
Esta popular costumbre no tiene su origen en Tudela. Se sabe que en algunas localidades existía el hábito de soltar la última noche de fiestas patronales un toro vivo por las calles, con una antorcha embreada, sujeta a cada cuerno. En un momento determinado se prendían las antorchas y el toro moría al poco tiempo.
Esta costumbre evolucionó con los años. Las antorchas fueron sustituidas por unos fuegos de artificio. Posteriormente, le colocaban una manta de fuegos atados y lo soltaban hasta que se acababan los cohetes y bombas o el animal caía retorciéndose por el dolor de las quemaduras.
Esta bárbara costumbre se ha acabado en la actualidad y el toro vivo se ha sustituido por un armazón metálico con cabeza y cuernos simulados.
La Gigantada
La ‘Gigantada’ es otro de los actos más tradicionales de las fiestas patronales de Santa Ana. Su inicio tuvo lugar en 1.971 y es tanto su éxito que muchas localidades lo han incorporado a sus respectivas fiestas. Lo organiza la Orden del Volatín, formada por personas que desean que las tradiciones y la cultura popular no se pierdan.